
En el experimento, las células madre inyectadas provocaron una explosión de crecimiento de las propias células del corazón, que se convirtieron en células del tejido muscular.
Hare tiene la esperanza de que en aproximadamente una década, este procedimiento llegue a ser habitual en humanos, y que terapias similares puedan aplicarse para el hígado, los riñores, el páncreas y el cerebro.
Fuente: ElNuevoHerald.com
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