viernes, 30 de julio de 2010

Intolerancia a la lactosa, ¿tenemos que prescindir de sus bondades?



Si tras ingerir un vaso de leche presenta molestias estomacales, existe la posibilidad de que sufra de intolerancia a la lactosa. Mala noticia si pensamos en las bondades de los lácteos y la necesidad de consumirlos a toda edad. Pero no todo es tan malo y, actualmente, la llamada intolerancia a la lactosa puede superarse de manera sencilla.

Este mal se produce debido a una deficiencia de la enzima lactasa, cuya función es convertir la lactosa (azúcar de la leche) en galactosa y glucosa, para ser posteriormente absorbidas por el aparato digestivo. Cuando esto no sucede, la lactosa permanece en el intestino y atrae agua hacia él. En ese lugar existen bacterias que fermentan la lactosa no digerida, produciendo ácidos grasos, dióxido de carbono y gas hidrógeno, generando molestias gastrointestinales como meteorismo, flatulencia, calambres y diarrea. Se estima que estas molestias se presentan cuando el consumo de lactosa es superior a 12 gramos, cantidad que se encuentra en 240 cc. de leche.

Según Marcela Giacometto, nutricionista de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello, este trastorno tiene una gran prevalencia en la población mundial, ya que alrededor del 70% de los adultos en el mundo presenta algún grado de intolerancia a la lactosa. La disminución de la enzima lactasa suele conocerse como hipolactasia, siendo la de tipo adulto la más común. Aunque parezca raro, lo normal en todos los mamíferos es que después del destete de la madre la actividad de la lactasa comience a disminuir progresivamente. En los humanos esta declinación puede comenzar tan temprano como a los 2 años. Sin embargo, dado que la disminución de la lactasa en el intestino es lenta y progresiva, pueden pasar muchos años sin notar síntomas, los cuales aparecen generalmente en la vida adulta. Esta “caída” de la enzima está programada genéticamente, se hereda en forma recesiva y es permanente en la vida una vez que se instala.

Pero el problema también puede producirse por otras causas, como por ejemplo, tras una infección del intestino delgado, destrucción de células intestinales, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn y enfermedades inflamatorias. En los niños se asocia a otras infecciones o trastornos como diarreas, síndrome de inmunodeficiencia adquirida y giardiasis. Es importante no confundir la intolerancia a la lactosa con la intolerancia a la leche de vaca. Esta última es una condición de alergia a proteínas de la leche (no a la lactosa), lo que genera problemas clínicos serios en lactantes (niños menores de 1 año). Por el contrario, la intolerancia a la lactosa no es una alergia y se desarrolla en edades mayores.

Fácil alivio

Aunque ningún tratamiento actual puede recuperar la actividad de la lactasa en el intestino frente a una deficiencia que está determinada genéticamente, la experta de la UNAB señala que los síntomas de la intolerancia a la lactosa se alivian fácilmente a través de medidas dietéticas. Lo primero es tratar de reducir o evitar el consumo de alimentos con lactosa. “La mayor parte de los adultos con el trastorno pueden consumir entre 6 a 12 gramos de lactosa (120 a 240 cc de leche), sin presentar síntomas importantes, sobre todo cuando la consumen con otros alimentos. En general, productos lácteos sólidos como los quesos maduros son mejor tolerados debido a que el vaciamiento gástrico es más lento que el de las bebidas lácteas líquidas y su contenido de lactosa es bajo”, explica la nutricionista.

Es importante tener presente que muchos alimentos que normalmente no contienen lácteos, se les ha agregado lactosa en su elaboración (pan, cereales para el desayuno, puré de papas, sopas, margarinas, aderezos para ensaladas, golosinas, algunos chocolates y masas para queques). Por ello es recomendable leer las etiquetas o preguntar en restaurantes, por ejemplo, a fin de evitarlos si generan síntomas importantes. Muchos fármacos contienen también pequeñas cantidades de lactosa como vehículo o en su formulación.

La industria alimenticia ha sacado al mercado leches especiales para personas con intolerancia a la lactosa, evitando así el abandono total de estos productos con sus posteriores consecuencias, como falta de calcio y de vitamina D. Estudios recientes muestran que el ser portador de la condición genética lactosa-deficiente (que se asocia a menor consumo de lácteos), condiciona mayor riesgo a fracturas óseas y cáncer de colon en edades avanzadas.

Dado que la magnitud del déficit de lactasa es variable de persona a persona, como también la intensidad de sus síntomas, se debe evaluar en forma individual cuánta lactosa es capaz de tolerar la persona. Eso sí, no todas las personas con mala absorción de la lactosa sienten molestias físicas frente al consumo de lácteos. La intensidad y frecuencia de los síntomas depende de muchos factores, como la cantidad y tipo de lácteo ingerido, la edad, origen étnico o existencia de otras enfermedades digestivas.

Amigas espero este artículo les ayude a buscar alternativas para este problema.
Anímense y dejen sus comentarios.

Fuente: elblogdenosotras.com

1 comentario:

  1. Yo soy intolerante a la lactosa, y bastante intolerante al parecer(ni tolero quesos curados, ni tolero un vaso, por no tolerar hasta los antihistamínicos u otros medicamentos.- que llevan lactosa.- me sientan mal).

    Es que ¡la hechan a TODO leñe!.

    Llevo varios años tratando de que me hagan la prueba por la Seguridad Social y hasta la fecha no he tenido éxito. Ni la de la lactosa ni la de alergia a las plv.

    Ah, yo era muy lechera y muy quesera,así que para mí es un suplicio(mi postre favorito era un yogur natural).


    En su día leí que había suplementos de lactasa pero tampoco conseguí dar con ellos,ni a nadie (médicos) que supiera de ésto.

    ¿Podéis ayudarme?.

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