viernes, 24 de febrero de 2012

Biokutxa impulsa la investigación biomédica en el País Vasco.

Biokutxa, el centro de investigación biomédica de la Obra Social Kutxa, ha echado a andar hoy con la inauguración oficial de las instalaciones, 3.000 metros cuadrados bajo las torres de Arbide del parque de Miramón. Las obras, que se han hecho en un tiempo récord, en poco más de un año, han supuesto una inversión de 7,92 millones de euros, íntegramente financiados por la entidad financiera. El edificio, obra del arquitecto Joaquín Montero al igual que la rehabilitación de las torres, acoge en su sede a un inquilino de renombre, la fundación Inbiomed, que trabaja en el área de la investigación de la medicina regenerativa.

Al acto de inauguración han asistido numerosos representantes de Kutxabank, encabezados por Xabier Iturbe, al que han acompañado el presidente de Inbiomed, Gurutz Linazasoro; el director gerente de la fundación, José Manuel Franco; el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano; la presidenta de las Juntas Generales, Lohitzune Txarola; y representantes del Ayuntamiento donostiarra, entre otros. No ha querido faltar a la cita la exministra de Ciencia, Cristina Garmendia, que presidió Inbiomed antes de su etapa en política. «La Obra Social tiene una vocación irrenunciable», ha subrayado Iturbe. «A pesar de la crisis, Kutxa Fundazioa está cumpliendo su compromiso social», ha recalcado.

La presentación en sociedad del proyecto ha servido también para conocer de cerca las principales áreas de investigación de la fundación, presidida por Gurutz Linazasoro. «Lo que fundamentalmente hacemos es trabajar con células madre –ha explicado Linazosoro durante la visita a los laboratorios–, con tres grandes programas de investigación: uno dedicado al párkinson y a las enfermedades neurodegenerativas, otro dedicado al cáncer de mama, y otro, a las enfermedades hematológicas». Estos programas están apoyados por cuatro unidades tecnológicas, «que son vitales para el desarrollo de los mismos». El centro cuenta con una unidad de virus, la unidad de reprogramación celular, la unidad de citometría y la unidad de modelos animales, una estructura organizativa en la que se tienen puestas grandes esperanzas para obtener resultados en un futuro cercano.

Linazasoro ha especificado qué aplicaciones tendrá la medicina regenerativa en la que trabajan los más de cien investigadores del equipo de Inbiomed. «Una es la de trasplantar órganos y tejidos a quienes necesiten células sanas. Pero hay otra que a medio plazo puede ser más importante, que es la reconstrucción de órganos completos». La tercera aplicación, ha añadido, tiene gran interés para la industria farmacéutica, pues se podrán hacer líneas celulares a partir de células que podrán utilizarse como banco de pruebas para testar fármacos de manera masiva», gracias a la reprogramación celular que es precisamente una de las líneas estratégicas de la fundación, ha explicado Linazasoro.

Con su traslado a las torres de Arbide, Inbiomed ha dado el salto «a la primera división» de la investigación de medicina regenerativa, ha comparado el científico. Se ha ganado en espacio, en mejores equipos y en más personal. El «gran objetivo» es lograr ser un centro de referencia a escala internacional para 2015.
 

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